Hoy en día, una ola de meditación y atención plena está arrasando nuestra sociedad, y parece que te la encuentras en cada esquina.
También se podría decir que es una exageración alimentada ahora por una multitud de consejeros y entrenadores y aplicaciones como Headspace y Calm, que ofrecen ayuda digital para la meditación.
Ha surgido un mercado multimillonario en todo el mundo que no encaja realmente con sus orígenes, la imagen del monje asceta meditando en una cueva.
¿No se trata en realidad de estar completamente contigo mismo?
Entonces, ¿para qué necesitas ayudas?
Sin duda, es útil saber en qué consiste realmente la meditación y qué aporta.
“¡Cuando meditas, no debes pensar en nada!”.
Este punto de vista, en cierto modo simple, conduce rápidamente a la frustración.
“No puedo hacerlo con la meditación. Los pensamientos no dejan de aparecer en mi cabeza y no consigo calmarme”.
El intento obsesivo de desconectar todo ya implica tu propio fracaso.
Quien ha superado este obstáculo espera de la meditación sabiduría o incluso levitación en la fase final, es decir, que su cuerpo se vuelva muy ligero al meditar, desafíe la gravedad y empiece a flotar.
Las grandes expectativas respecto a la meditación suelen ser el motivo de dejarla al cabo de poco tiempo, porque resulta demasiado estúpido sentarse allí cuando no sirve de nada.
Pero, ¿es eso cierto?
¿Es inútil la meditación?
En primer lugar, es importante comprender que la meditación es un ejercicio repetitivo que pretende calmar y centrar la mente.
Concentrarte en tu propia respiración, por ejemplo, sin duda se ve interrumpido a menudo por cualquier pensamiento que te venga a la cabeza.
Pero una vez que aceptas estas interrupciones y te desprendes de cada pensamiento e intentas mirarlo como a un pez en un acuario que pasa, los momentos de concentración y calma se hacen cada vez más largos.
Es tranquilizador saber que los grandes maestros de la meditación zen consiguen este estado de desapego, concentración y calma durante un máximo de cinco minutos.
Evidentemente, el camino es la meta y, por una vez, no se trata de alcanzar la meta, sino simplemente de “llegar a descansar”.
La continuidad, es decir, la repetición constante, de esta calma consciente es obviamente la clave de esta técnica.
Al parecer, incluso 5 minutos al día pueden dar resultados.
Pero, ¿cuáles son los resultados de la meditación repetitiva? ¿Y qué significa la meditación en relación con la longevidad?
También hablamos de neuroplasticidad en el cerebro humano.
Esto significa que nuestro cerebro cambia su estructura mediante actividades repetitivas.
Manteniendo la calma y observando atentamente nuestras actividades internas mientras meditamos, sin juzgarlas ni aferrarnos a ellas, el cerebro aprende sobre un metanivel y, en el mejor de los casos, lo consolida.
Nos observamos a nosotros mismos y a nuestros pensamientos y sentimientos y disfrutamos de la paz y la tranquilidad.
Con la práctica constante de este proceso, la meditación, también aprendemos a reconocer conscientemente las situaciones cotidianas y a no seguir simplemente los pensamientos y sentimientos.
Recuperamos cada vez más el control sobre cómo reaccionamos ante los sentimientos y los pensamientos.
Desconectamos el “piloto automático” cada vez más a menudo y nos volvemos más conscientes de vez en cuando.
Sin alcanzar una meta, ¡simplemente en el camino!
La persona que trajo la meditación del entorno budista a nuestro mundo occidental moderno no era un espiritualista.
El antepasado de la meditación occidental fue un científico estadounidense de Massachusetts.
Era biólogo molecular y se llama Jon Kabat-Zinn.
Su programa de formación de ocho semanas MBSR, reducción del estrés basada en la atención plena, que comenzó en 1979, es una práctica reconocida médicamente que se ha demostrado que ayuda con la depresión, el agotamiento, la reducción del dolor y como procedimiento coadyuvante para enfermedades graves.
Como científico, sus estudios introdujeron este método curativo en nuestro mundo excesivamente centrado y cargado de pruebas.
Entretanto, se ha demostrado que los ejercicios de calma y serenidad tienen una clara influencia en nuestra salud y bienestar.
Desde los años 90, sabemos que la meditación, es decir, la mente, influye en el cuerpo, concretamente en la expresión de los genes.
Gracias a la epigenética, ahora sabemos que los cromosomas cambian.
Los extremos de los cromosomas, los llamados telómeros o secuencias repetitivas de ADN, cambian como consecuencia de los estados de ánimo.
Los científicos han descubierto que los telómeros se alargan con la meditación y se acortan con el estrés.
Si los telómeros se pierden, las células dejan de dividirse, lo que constituye un signo biológico de envejecimiento.
Los telómeros también se denominan biomarcadores del envejecimiento.
No cabe duda de que hay una serie de factores que influyen en el envejecimiento saludable, como la movilidad, la dieta y, por supuesto, los genes con los que nacemos.
Pero es una maravillosa constatación que se haya demostrado científicamente que la meditación es un medio eficaz de longevidad y ayuda a mantenernos sanos y en buena forma física durante más tiempo en la vejez.

